La experiencia de Ana:
Faro es una ciudad preciosa situada al Sur de Portugal, en el Algarve.
El trabajo que realizamos con las Misioneras es ayudarlas con los ancianos
que tienen allí acogidos: pero, sinceramente, todo el trabajo
más duro lo hacen ellas. Así que es un jubileo.
Para los voluntarios, el día empieza a las ocho menos cuarto.
Ayudamos a las Hermanas a despertar a los abuelitos, y a darles el desayuno...
Luego los voluntarios que queremos, vamos con ellas a Misa (es totalmente
opcional, of course) y nos repartimos ayudar en las tareas de la casa
(cocina, bricolage...) y pasar un rato con los ancianos, charlando,
cantando... les encanta cantar, si podéis ¡Llevaros una
guitarra!.
Comen generalmente a una o una y media y durante ese tiempo nosotros
tenemos algo de tiempo libre, si vais en verano, se puede aprovechar,
por ejemplo, para ir a la playa, hacer turismo por la zona, o echarse
la siesta... Luego volvemos para estar otro rato con los ancianos por
la tarde, y para darles la cena sobre las siete o siete y media. Después
se les acuesta y otra vez tiempo libre para los voluntarios.
La casa es una pasada, ya que tenemos un apartamento para voluntarios
y todo, y sin duda, la posibilidad de convivir con las Hermanas y estar
unos días con ellas, es una experiencia maravillosa.
P.D. Es importante que vayan chicos y chicas. Los abuelitos también
están separados y para despertarles, etc... es más cómodo.
La experiencia de Nacho:
Yo
no sé si es voluntariado lo que hicimos, pero fue una experiencia
increíble: afeitar a los abuelos, hacer camas, limpiar, escuchar
un idioma que parece chino, pintar paredes, hacer una obra de teatro,
comer, reírnos muchísimo y hablar con las Hermanas.
Rezar en una capilla maravillosa.... Yo creo que le contaré a
mis nietos el viaje a Faro
todos los días y me dirán que me calle por pesado....
Os recomiendo a todos que vayáis a la casa de Faro, ¡Pero
que no afeiten a Domingo!, que tiene unas arrugas en el cuello que te
pasas…
Si
quieres más información contacta:
Con
Nacho
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